27.8.21

"La sociedad no está compuesta de seres humanos... sino de comunicaciones"

   El dilema de muchas organizaciones es visualizarse como entidades que simplemente se preocupan por sumar individuos. La sicología social de las organizaciones insiste, no obstante, en que lo fundamental en el desempeño de las organizaciones no son los individuos sino las "relaciones", las "comunicaciones".

Los movimientos sociales que procuran justicia, equidad, libertad y que solemos denominar como "progresistas", "contestatarios" o "rebeldes", son en realidad criaturas nacidas al calor de uno o varios impulsos de gente con algo en común que los une: enfrentar el machismo, lograr mejores condiciones de trabajo, procurar un cambio en las políticas públicas respecto a las costas, el ambiente, los derechos laborales, la mujer, la juventud...

Hoy por hoy existen organizaciones de todo tipo en los llamados movimientos sociales. Unos se contemplan con un horizonte de acciones finito, discreto; otros se proponen cambios de mayor envergadura social y política.

Por lo general estas organizaciones se conciben como entidades que agrupan "individuos" afines a las metas trazadas. Excluyen por lo tanto a cualquier otro. Se tornan en ese sentido "conservadoras" en la medida en que la entidad quiere prevalecer, protegerse de cambios o propuestas indeseables. 

Decirlo suena extraño, pero es por esta razón que las organizaciones son todas por definición "conservadoras". Dicho esto, una de las virtudes de las que se precian aquellas que quieren "cambiar el mundo" es precisamente la actitud de "apertura"a lo nuevo, a los cambios, siempre bajo los límites que impone el celo organizativo de forma inevitable.

De ahí que resulta tan decisivo mirar a las organizaciones progresistas no como un conjunto de individuos sino de "relaciones". En la medida que esas relaciones tiendan a la apertura, mejor.

Es preciso detenerse en qué significa esto de que las organizaciones no son la mera suma de "individuos". Mi mentor sobre este tema, Leonardo Schvarstein (a quien no he conocido; solo lo leo con profunda admiración), nos presenta algo muy provocador en su libro Psicología social de las organizaciones:

Lo que hace a la esencia de las organizaciones no son los individuos sino las relaciones que entre ellos se establecen. Quien mejor y más radicalmente lo ha expresado es Niklas Luhmann al decir que la sociedad no está compuesta de seres humanos, sino de comunicaciones. Los seres humanos son el entorno de la sociedad, y no sus componentes.

 Los ejemplos sobran: las empresas que sacan la última gota de sangre de sus empleados creyendo que con ello logran mayor productividad o rendimientos; o aquellos que por el contrario diseñan estímulos ridículos (una rifa boba, un título altisonante para cada empleado). Al final, si las relaciones y las comunicaciones quedan intactas, si no se modifican en una dirección saludable, no habrá buenos resultados.

Al pensarnos en esta perspectiva, los movimientos sociales progresistas pueden dar un gran paso de avance. Ver los "procesos", examinar con detenimiento la salud y eficacia de nuestras comunicaciones internas y externas, las que ocurren de forma horizontal o vertical, y todo ello visto en su conjunto, no como la suma de acciones individuales, sino de relaciones, puede ayudarnos a fortalecer cada una de las organizaciones y asegurarnos un paso más exitoso.

[Ver a Leonardo Schvarstein, Psicología social de las organizaciones, Editorial Paidós, Buenos Aires, 1era edición, 1991].


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